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Nutrición

Son pruebas que ofrecen información sobre el estado nutricional del paciente, detectando intolerancias, deficiencias o excesos de nutrientes, así como evaluar el estado de la flora intestinal.

INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS

Pruebas que se llevan a cabo con el objetivo de identificar posibles respuestas adversas del cuerpo a determinados alimentos. Estas evaluaciones buscan detectar intolerancias que puedan manifestarse a través de malestar gastrointestinal, inflamación, erupciones cutáneas, entre otros.

TEST
INTOLERANCIA LACTOSA

59,00€

Permite el diagnóstico de intolerancia
a la lactosa, evaluando las concentraciones de gases en aliento.

TEST
INTOLERANCIA FRUCTOSA

59,00€

Permite el diagnóstico de intolerancia
a la fructosa evaluando las concentraciones de gases en aliento.

flora intestinal

Pruebas que se basan en la detección de posibles infecciones bacterianas gastrointestinales así como detectar desequilibrios de la flora intestinal.

TEST
DE MICROBIOTA

295,00€

Análisis completo de la microbiota intestinal para descartar diversos patógenos y poder ajustar tu estilo de vida, dieta y hábitos.

TEST
HELICOBACTER PYLORI

70,00€

Permite la detección en aire espirado de la bacteria Helicobacter pylori.

TEST SIBO
SOBRECRECIMIENTO BACTERIANO

59,00€

Permite el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano de tipo SIBO, SIMO y LIMO.

Información sobre los test nutricionales

La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo que se caracteriza por la incapacidad de digerir la lactosa, un azúcar presente en la leche y productos lácteos. La lactosa se descompone en el intestino delgado por una enzima llamada lactasa, que divide la lactosa en dos azúcares más simples: la glucosa y la galactosa. Estos azúcares más simples pueden ser absorbidos por el cuerpo.

En personas con intolerancia a la lactosa, hay una deficiencia de lactasa, lo que significa que no producen suficiente cantidad de esta enzima. Como resultado, la lactosa no se descompone adecuadamente y permanece en el intestino delgado. Luego, la lactosa no digerida pasa al colon, donde las bacterias la fermentan, produciendo gas y provocando síntomas gastrointestinales.

La intolerancia a la fructosa es un trastorno en el que el cuerpo tiene dificultades para descomponer y absorber la fructosa, un tipo de azúcar natural presente en muchas frutas y otros alimentos. La fructosa es un monosacárido que se encuentra en frutas, miel, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa y algunos vegetales.

Existen dos tipos principales de intolerancia a la fructosa: la intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF) y la intolerancia a la fructosa adquirida.

  1. Intolerancia Hereditaria a la Fructosa (IHF): Es un trastorno genético raro en el cual el cuerpo carece de una enzima llamada aldolasa B, necesaria para descomponer la fructosa. Sin esta enzima, la fructosa no se metaboliza adecuadamente y puede acumularse en el cuerpo, causando síntomas como vómitos, dolor abdominal y problemas hepáticos.

  2. Intolerancia a la Fructosa Adquirida: En este caso, una persona desarrolla intolerancia a la fructosa con el tiempo debido a problemas en la absorción de este azúcar en el intestino delgado. Puede ser causada por diversas condiciones, como el síndrome del intestino irritable (SII) u otras enfermedades gastrointestinales.

La microbiota intestinal, también conocida como flora intestinal o microbioma, se refiere a la comunidad de microorganismos, principalmente bacterias, que habitan en el tracto gastrointestinal humano. Este conjunto de microorganismos desempeña un papel fundamental en la salud y el funcionamiento del sistema digestivo, así como en la regulación del sistema inmunológico.

La microbiota intestinal está compuesta por una amplia variedad de bacterias, arqueas, eucariotas y virus. Estos microorganismos desempeñan funciones importantes, como la descomposición de ciertos alimentos no digeribles, la síntesis de vitaminas, la competencia con patógenos por recursos y la modulación de respuestas inmunológicas.

Mantener un equilibrio adecuado en la microbiota intestinal es esencial para la salud general. Desbalances en la composición de la microbiota, conocidos como disbiosis, se han relacionado con diversas condiciones de salud, como trastornos gastrointestinales, enfermedades autoinmunes, alergias y más. La dieta, el uso de antibióticos, el estrés y otros factores pueden influir en la composición y diversidad de la microbiota intestinal. Investigaciones recientes han destacado la importancia de comprender y mantener la salud de la microbiota intestinal para promover el bienestar general.

La infección por Helicobacter pylori (H. pylori) es un tipo de bacteria que infecta el estómago que se desarrolla en la mucosa que cubre el interior del estómago.

Normalmente la forma de trasmisión es de persona a persona ya sea por el contacto boca-boca, contacto con heces, comida y agua contaminada o contacto con vómitos.

Esta infección es muy común en todo el mundo, y algunas personas pueden llevar la bacteria durante toda su vida sin experimentar síntomas notables. Sin embargo, en otros casos, la presencia de Helicobacter pylori puede dar lugar a diversas enfermedades gastrointestinales, como úlceras estomacales, gastritis crónica y, en algunos casos, cáncer gástrico.

El sobrecrecimiento bacteriano es un trastorno de malabsorción caracterizado por la alteración cualitativa o cuantitativa de la microbiota que coloniza el tracto digestivo. En la región del intestino delgado normalmente existe una flora muy limitada (104 UFC/ml fluido aspirado) en comparación con el intestino grueso (10⁹ UFC/ ml fluido aspirado). Sin embargo, cuando microorganismos característicos de otras regiones del tracto digestivo proliferan anormalmente otras áreas pueden dañar la mucosa intestinal y el cepillo de los enterocitos provocando una interferencia con la digestión y absorción de nutrientes.

Dependiendo de la zona donde aparezca y de las características del sobrecrecimiento microbiano nos encontramos distintos tipos de trastornos: 

  • SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) es la aparición de una microbiota típica del intestino grueso o región orofaríngea, en el intestino delgado.

  • SIMO (Small Intestinal Methanogenic Overgrowth) se caracteriza por la aparición de flora metanógena (Archaeas) en el intestino delgado.

  • LIBO (Large Intestinal Bacterial Overgrowth) es la proliferación anormal de la microbiota del intestino delgado.

  • LIMO (Large Intestinal Methanogenic Overgrowth) indica un crecimiento de metanógena
    (Archaeas) en el intestino grueso.